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Manuel Raventós, una vez consolidado el cava en el mercado, adquirió 3.200 hectáreas de tierras yermas en Lleida. De esta forma nació Raimat, el segundo gran proyecto de la familia Raventós. Por aquel entonces, la finca de Raimat era un desierto desolado y pedregoso con un castillo casi en ruinas, por lo que resultaba totalmente imposible pensar que aquellas tierras pudieran dar algún fruto.
Con la construcción del canal de Aragón y Cataluña, en 1910, aumentó el área de regadío en 43.400 hectáreas y devolvió la fertilidad a las tierras del Segrià. Manuel Raventós decidió abrir más de 100 kilómetros de acequias que a partir del canal llevaran el agua a las tierras de Raimat.
Manuel también vio que la fruta del Segre era muy aromática y gustosa y supuso acertadamente que la uva que se cultivase en esa zona produciría un vino excelente.
En 1918 se apostó por la creación de una bodega. Joan Rubió i Bellver, arquitecto discípulo del célebre Gaudí, proyectó lo que sería el primer edificio construido con hormigón armado en España y que pronto calificaron como “catedral del vino” por su armoniosa estructura de arcadas y por la atmósfera que bajo ellas se creaba.
En 1988 se construyó la nueva bodega. El responsable fue el arquitecto Domingo Triay quien para construirla mandó remover miles de toneladas de tierra para descalzar una colina y excavar en el terreno que había quedado libre.
En ese inmenso hueco, ya bajo nivel del suelo, se ubicarían las naves de crianza. Sobre la superficie se levantaron el resto de instalaciones.
Todo ello fue posteriormente recubierto con las mismas tierras antes removidas, de manera que la colina quedó reconstruida con su aspecto original. El terreno que la cubre fue plantado con un viñedo de Cabernet Sauvignon.