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La familia Schatz procede de Sütdtirol (Trentino-Tirol del Sur) zona de habla alemán del norte de Italia junto a los dolomitas. Acabaría asentándose al sur de Alemania en Korb, (en la provincia de Baden Württemberg), y dedicándose a la viticultura desde 1641.
A los 18 años hay dos cosas que Friedrich Schatz, (Federico) tenía claro: la primera que quería ser viticultor (el oficio familiar) y la segunda que no quería hacerlo en su casa, en Alemania.
Corría el año 1982 y así emprendió el viaje para encontrarse con el lugar idóneo. Valoró diferentes países y zonas, y finalmente eligió España en concreto Ronda situada geográficamente en el mediterráneo pero con fuertes influencias atlánticas. En el corazón de Andalucía, la Serranía de Ronda es una zona, donde ya los iberos y después los romanos, cultivaban viñas en la cuidad Antigua de Acinipo.
Encontró la finca y la casa, Finca Sanguijuela, nombre peculiar ya que está situada en la Sierra de la Sanguijuela, lo curioso es que coinciden las iniciales de Finca y Federico, y así fue como surgió el logotipo de la bodega FS.
Lo primero aprender el idioma. Un curso acelerado de castellano en Marbella y las “clases prácticas” de los albañiles con los que trabaja todos los días para restaurar la casa, hicieron el milagro del “entendimiento” con un perfecto acento andaluz. El objetivo: crear un viñedo y una bodega familiar, pequeña, donde poder hacer vino ecológico-biodinámico de alta calidad.Vinos vivos y llenos de vida. Cuidados y elaborados según la base de la sabiduría tradicional trabajando en armonía con los medios técnicos modernos.
La Finca Sanguijuela contaba ya con una pequeña viña, pero había que hacer pruebas con diferentes variedades y ver cuales eran las que mejor se adaptaban a esta tierra y a este lugar de condiciones inmejorables.
Pequeños detalles hicieron de todo esto una aventura, ya que Ronda en aquellos momentos no era una zona calificada para plantar viña.
Ha sido un largo camino a recorrer, que no habría sido posible sin las otras bodegas que se instalaron posteriormente y el Consejo Regulador, que vio en esta zona emergente la posibilidad de ampliar su región vitivinícola, no solo al tradicional vino dulce y pasas, sino también a vinos tranquilos, tintos, blancos y rosados.
Los años, el buen trabajo, y el creciente interés por vinos de alta calidad, significativos y únicos, pero también cargados de energía y vida, hacen posible cada día seguir adelante.
El secreto para hacer lo que uno desea, no deja de ser otro, que una buena mezcla de ilusión, saber y trabajo, mucho trabajo.
Han pasado 30 años, la familia ha crecido, y la nueva generación se suma a sabiduría de abuelos, que les siguen ayudando y enseñando.
Afortunadamente la naturaleza en su inmensa generosidad se encarga de todo lo demás.