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José María Ruiz, fundador de Pago de Carraovejas, representó a España en el Primer Concurso Mundial de Sumilleres, celebrado en Milán y consiguió un meritorio 5º puesto entre más de 60 países. Aquella experiencia encendió su deseo de poner en marcha su propio restaurante, junto con sus propios cochinillos y su propio vino. En 1982 nace en Segovia el Restaurante José María, transformando el concepto de los vinos que se servían en los mesones castellanos. Eliminando la tradicional jarra para dar lugar al vino embotellado, cuidando al máximo la temperatura y el servicio.

Años más tarde, tuvo la gran ilusión de crear su propio vino para acompañar al cochinillo, el plato estrella de su restaurante. En una época en la que la Ribera del Duero era aún una gran desconocida, se eligieron las laderas de Carraovejas, en Peñafiel, por ser el gran centro histórico de los vinos de la Ribera del Duero y por su proximidad geográfica a Segovia para poner en marcha el proyecto. Se elaboró el primer vino de la Ribera del Duero con un 25% de cabernet sauvignon, en una época en la que el tinto fino era el rey absoluto. Así mismo fueron una de las primeras bodegas en la utilización de roble francés en la Ribera del Duero y en instalar riego por goteo en toda la finca de una forma racional y específica, mejorando la calidad de la uva tinta destinada a crianzas y reservas.

La primera cosecha de Pago de Carraovejas fue en 1991, fruto de los apenas 70.000 kilos que dieron las 25 primeras hectáreas en producción. En los años siguientes, viña y bodega irían aumentando en sucesivas ampliaciones a través de un continuo, pero también pausado y meditado crecimiento, regido siempre por el criterio de no perder ni un ápice de calidad, hasta llegar a las actuales 200ha y posicionar sus vinos tintos entre los mejores de España.