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La personalidad de Proelio procede del terruño; el carácter se afina en la bodega. Las vinificaciones con levaduras autóctonas se llevan a cabo por separado, dependiendo del tipo de suelo del que procedan las uvas. Para la fermentación, solo usan tinos de roble, donde las extracciones se realizan de la manera más respetuosa mediante bazuqueo. La fermentación maloláctica tiene lugar en barricas tradicionales para ir progresivamente aumentando la capacidad de los depósitos, hasta finalizar en fudres de 2.000 litros. Para el ensamblaje final se reservan los depósitos de hormigón donde el vino culmina su viaje.
Bodegas Proelio es un espacio sencillo y perfectamente integrado en su entorno natural. Modernidad y tradición se dan la mano una vez más en un lugar en el que destacan los grandes ventanales de las paredes, que permiten un trabajo en el que apenas se usa luz artificial. Es, por lo tanto, una arquitectura muy respetuosa con el medio ambiente, lo que permite una convivencia en perfecta armonía con un lugar tan especial como es el Valle del Río Iregua. Además, disponen de una tecnología que les permite obtener un producto de la máxima calidad, respetando en todo momento el fruto del que procede.